Tanto Steam Deck como Nintendo Switch 2 me parecen dos apuestas enormes para el mercado de las consolas portátiles. Parecía que estas habían muerto con la llegada de los smartphones –¡y qué pena me dio la PS Vita en su momento!–, sin embargo, las modas vuelven. Y en pleno auge de potencia, de nubes y de juegos en streaming, recuperar el juego portátil me parece una excelente idea. Aunque soy «Sonyer» de corazón, también tengo que ser honesto y decir que Xbox y Microsoft me están tentando mucho. Pero me faltan preguntas por resolver.
Con Nintendo estoy satisfecho con la Switch Lite. Me encanta la filosofía de que sea 100% portátil y el catálogo de juegos me parece maravilloso. No me interesa pasarme a Switch 2, por muy interesante que me parezca. El juego en PC, no obstante, nunca me ha estirado. Pero sí he de decir que Steam Deck me ha parecido siempre un atractivo enorme: «consolizar» un PC es ese elemento que yo necesito para tener esa chispa a la hora de jugar.
Y si ponemos el foco en la nueva estrategia de Microsoft –de hacer una OPA hacia Xbox para integrarla en Windows–, esta me parece bien siempre y cuando el formato de consola cumpla con varios requisitos que, a título personal me hacen falta.
Que no sea sólo nube de alquiler, por favor
Nintendo tiene cartuchos. Steam tiene licencias digitales. Sin embargo, ambas comparten algo: ya sea físico o digital, los juegos que compramos son nuestros. No estamos pagando un alquiler por títulos que después nunca formarán parte de nuestra biblioteca. Si eres jugador asiduo, esta estrategia te puede funcionar ya que amortizas la cuota. Pero en mi caso, que recientemente me he comprado el New Super Mario Bros 2 de 3DS y el Forza Motorsport 4 de Xbox 360… casi que no.
Si Microsoft quiere sacar una consola portátil –por mucho que esté fabricada por ASUS–, le pido por favor que, además de la suscripción, me deje tener mis propios juegos.
Aprovechemos de verdad
Otro de los temas interesantes es la retrocompatibilidad. Pero más allá de tener un catálogo de consolas de anteriores generaciones, aquí me atrevo a subir la apuesta. Quiero poder seguir sacándole partido a mis juegos comprados en formato físico.
¿Y si se pudiera subir a la nube todo mi catálogo en físico? Tan sencillo como ripear un CD de música, pero con una consola Xbox enlazada a una cuenta de Microsoft: se toma la licencia del juego, se descarga en la máquina o se añade a la biblioteca virtual. Y sé que volver a pagar por el mismo juego que ya tienes es el deporte favorito de Sony. Pero si de verdad Microsoft se abandera de marcar la diferencia, que lo hagan también en este aspecto.
¿Y si Xbox apostara por los juegos independientes?
Uno de los puntos que más valoro como jugador es la posibilidad de descubrir joyas ocultas fuera del circuito AAA. Tanto Switch como Steam Deck me han permitido acceder fácilmente a títulos indie que, en muchos casos, terminan siendo más memorables que los grandes lanzamientos. Si Microsoft se lanza de lleno al terreno portátil, debería incluir una estrategia sólida de visibilidad para juegos independientes en su ecosistema. La portabilidad es el entorno perfecto para disfrutar de partidas rápidas, originales y diferentes… y eso no siempre te lo ofrece un Halo o un Forza.
Privacidad y control parental, otro factor a tener en cuenta
Una portátil de Microsoft debería pensar también en los más pequeños. Un sistema claro de control parental, como ya hace Switch con su app o incluso con perfiles infantiles, puede marcar la diferencia en hogares donde la consola va a pasar por muchas manos. ¿Y si mi hijo puede usarla de forma segura en un viaje? ¿Y si puedo limitar los tiempos o los títulos por perfil?
Memoria estándar
Xbox Series X y PS Vita pecan de lo mismo: tarjetas de memoria propietarias. Si se va a hacer una consola portátil y quiero tener más espacio, he de poder hacerlo en un formato estándar y que no me suponga el riñón que todavía no me han quitado.
¡Incluso Nintendo ha abrazado el formato de las microSD! Si quiero tener más espacio en memoria tampoco quiero depender de internet y de una suscripción adicional en la nube para guardar más juegos. De hecho, puesto a pedir, ¿sería posible poder jugar a mi catálogo sin necesidad de conectarme a internet?
Respecto a este último punto, reconozco que PlayStation Portal es un dispositivo que sería cien veces más atractivo si, al menos, me permitiera descargar su catálogo. Y esta es una de las razones por las que no he apostado por Sony, a expensas de los dientes largos que me está poniendo Xbox.