Era de esperar que la industria relojera reaccionara ante el auge de los smartwatch que fabrican las principales tecnológicas como Apple, Samsung, etc. Es más, si recordáis, la primera reacción de empresas centenarias como Tag Heuer o la propia Swatch fue no tomar demasiado en cuenta la porción del mercado que podían comerse estos relojes inteligentes.
Ahora ha sido Bloomberg la que ha destapado en una entrevista que esa aparente tranquilidad de los relojeros suizos no es tal, y que tienen planes más que establecidos para realizar sus propios smartwatch en los próximos tiempos y, además, con un plan muy ambicioso que busca competir de tú a tú con Apple y su ecosistema watchOS, Samsung con Tizen y Google con Android Wear.
Tissot, la primera en romper el hielo
Esos planes de Swatch pasan, en primer lugar, por dejar que sea una de sus marcas, Tissot, la que rompa el hielo con un primer modelo para el que tendremos que esperar hasta finales de 2018. Es más, este dispositivo llegaría a las tiendas con un sistema propietario de los suizos y con capacidad para conectarse a «otros objetos pequeños y wearables«.
Y no solo eso, según el CEO de Swatch, Nick Hayek, este smartwatch tendría un consumo de batería muy bajo y un sistema de protección de los datos que recoja de nuestra actividad mucho más seguro. Lo cierto es que estas características no se han concretado de una manera exacta y suenan bastante vagas.
Eso sí, aunque no pusieron sobre la mesa modelos o tipos de smartwatch que venderán, el CEO de Swatch sí que quiso dejar clara la filosofía de este movimiento: «Hay una posibilidad de desarrollar wearables como producto de consumo, pero hay que miniaturizar y tener un sistema operativo independiente». ¿Podría Swatch sobrevivir en un entorno donde solo triunfan las soluciones compatibles con iOS o Android?
¿Miedo a perder el tren smart?
Como antes os decíamos, cuando llegó Apple con su smartwatch en el año 2015 y empezaron a conocerse las estimaciones de ventas (millonarias), los relojeros más veteranos no quisieron entrar en la batalla pensando que su negocio no se vería afectado. Al fin y al cabo, en el caso de Swatch son cuatro siglos los que le contemplan, aunque nunca antes se habían enfrentado a una revolución tecnológica como la actual.
Ahora, todas las grandes marcas relojeras empiezan a pensar en meter la cabeza en un mercado que, aunque con cierta lentitud, va abriéndose camino como la opción preferida de los consumidores. Y tan importante como la cantidad de relojes que se venden es la tendencia y esa sigue siendo, y será, al alza.