Cuando te haces con una nevera con congelador no frost, es normal esperar que éste no genere hielo o escarcha. Y sin embargo, hay veces en que aparece igualmente. ¿Qué significa esto? ¿Es tu congelador no frost realmente? Es normal sentirse confundido o incluso estafado en estos casos, pero muchas veces se trata de problemas sencillos de fácil solución.
Los sistemas no frost se han diseñado para evitar la acumulación de hielo o escarcha tanto en el congelador como en la nevera. Usan un proceso de evaporación y condensación que evita la acumulación de hielo… pero no es un método omnipotente ni infalible. Son varios los casos en que el hielo y la escarcha aparecen igualmente, y esto no significa necesariamente que haya una avería grave. Aquí tienes las causas más comunes.
¿Por qué mi nevera no frost hace hielo?
Gomas de sellado en mal estado
Uno de los motivos más habituales de la aparición de hielo o escarcha en el congelador es el deterioro de las gomas de la puerta. Incluso cuando el resto de componentes del refrigerador se encuentren en perfecto estado, unas gomas deterioradas no aislarán perfectamente, y desgraciadamente todos sabemos lo que ocurre cuando te dejas el congelador abierto. Si las gomas se han estropeado con el tiempo y el desgaste y no cierran por completo, provocarán una acumulación gradual de hielo en el interior.
Mala configuración de temperatura
La mayoría de congeladores y neveras te permiten ajustar la temperatura. Si los pones demasiado fuertes, la temperatura en el interior será excesivamente baja, y esto provocará que se forme hielo o escarcha. Consulta las instrucciones del fabricante y ajusta la temperatura en sus parámetros óptimos.
Mala ventilación interior
Si la ventilación en el interior del frigorífico no es correcta, también puede provocar que se genere hielo. Unas rejillas de ventilación sucias u obstruidas no podrán hacer bien su trabajo, y el hielo se acumulará. Aquí es importante hacerles un buen mantenimiento.
Consejos para evitar la formación de hielo y escarcha en tu nevera no frost
Lo más importante, como siempre en estos casos, es llevar a cabo un buen mantenimiento de forma preventiva. Es vital hacerle una limpieza periódica, a poder ser una vez al mes. Limpia la nevera y sus bandejas con agua tibia y bicarbonato de sodio, lo que además te evitará malos olores. Revisa el estado de las rejillas de ventilación y límpialas siempre que sea necesario.
Además, revisa a menudo el estado de las puertas y sus gomas, asegurándote de que cierran sin pérdidas. También ayuda no abrir ni la nevera ni el congelador de forma innecesaria: cada vez que lo haces, se cuela aire cargado de humedad, que tiene el potencial de convertirse en escarcha.
Descongela el congelador al menos una vez al año. Haciéndolo no sólo acabas con la escarcha o hielo que se pueden haber acumulado, sino que asegurarás un mejor funcionamiento del mismo, alargando mucho su vida útil.
Si pese a todas estas medidas, tu nevera sigue formando una cantidad anormalmente alta de hielo o hace ruidos extraños, es probable que se trate de una avería más grave que requiera la intervención de un técnico.
Cómo descongelar el congelador de tu nevera
Descongelar el congelador de tu nevera es muy sencillo, pero es necesario hacer bien el proceso para evitar sobrecargar el motor y castigarlo innecesariamente. Para empezar, como es lógico, deberás desconectarlo y vaciarlo de alimentos y productos de cualquier tipo. Después, sigue estos pasos:
- Coloca toallas al pie del congelador para que no se encharque, sobre todo si no tiene vía de desagüe. Si la tiene, extiéndela para que toda el agua salga por ahí.
- Pon un trapo o algún otro aislante sobre la rejilla y coloca una olla con agua caliente o recién hervida. El calor del vapor ayudará a soltar el hielo rápidamente.
- Puedes ir cambiando la olla conforme se enfríe o, mejor aún, ayudarte con un radiador o secador de pelo.
Retira el hielo a mano conforme veas que se suelta y cuando quieras darte cuenta, habrás acabado.
