Antes de comprar una bicicleta de montaña, debes tener en cuenta de qué material está hecho su cuadro. ¿Es mejor acero o aluminio? No te dejes guiar solamente por su precio y toma nota para amortizarla a largo plazo.
Las bicicletas de montaña o carretera tiene cientos de formas y tamaños, así que es normal que te abrume también revisar el tipo de material que tiene en el cuadro. Sin embargo, tener en cuenta este tipo de factores puede afectar en el rendimiento y la durabilidad de tu nueva bici.
Ya sabes que una bicicleta más cara fabricada con los materiales más caros no tiene por qué ser la mejor. De hecho, puede ser una de las peores inversiones dependiendo de tu tipo de conducción. Aunque parezca imposible, los materiales se adaptan a los distintos estilos de conducción, por lo que es interesante saber diferenciar entre acero y aluminio.
Aluminio: el material más barato
La aleación de aluminio, tiene sus pros y sus contras, pero no hay dudas en que es uno de los más vendidos. Es el material para el cuadro más común y se usa normalmente en bicicletas de nivel básico y medio. Es bastante ligero, posee una mayor resistencia a la corrosión que el acero y tiene una mejor relación resistencia – peso.
También es el más asequible y las mejores marcas lo utilizan en todo su catálogo, incluso en versiones de alta gama. Es indudable que el aluminio es una opción perfecta para ciclistas que tienen un presupuesto más limitado. Lo que sí hay que tener en cuenta es que no absorbe las vibraciones de la montaña tan bien como el carbono y es más frágil que el acero.
Sin embargo, si se compara con el acero, los marcos de aluminio pueden tener unas mejores soldaduras para tener una mayor resistencia sin aumentar el peso. Ya ves que este tipo de bicicletas de aluminio son perfectas para usar en entrenamientos de invierno o cuando vas de viaje. No obstante, también es perfecta si necesitas algo más barato.
Acero: el más resistente
El acero ha sido siempre el material clásico para esta parte de la bicicleta. Sin embargo, con el paso de los años, los fabricantes han ido reduciendo su uso. Por suerte, aun quedan algunos que crean cuadros personalizados para ciclistas más exigentes.
Este material consigue una marcha suave y es más resistente que el aluminio. De hecho, es conocido porque se doblará antes de romperse. Esto significa que se puede reparar y pulir abolladuras y golpes, pero no conseguirás partirlo. Así que es normal que hayas visto a algún ciclista reparar el cuadro de la bici cuando se estropeaba.
No obstante, una desventaja del acero es que es pesado y se corroe fácilmente a menos que le des el mantenimiento perfecto. Todos hemos visto el típico marco de acero oxidado en un portabicicletas o amarrada a una farola. Pero no todo es malo en el acero. Este material es más cómodo cuando quieres recorrer largos kilómetros. Por eso, es probable que las encuentres en lugares turísticos.
Carbono: el material para carreras
Es prácticamente imposible no encontrar fibra de carbono en la mayoría de las bicicletas más vendidas. Probablemente esto se deba a que estamos condicionados porque los cuadros de carbono son los que usan todos los equipos profesionales.
Es cierto que el más ligera y duradera, pero lo que más gusta es que tiene diseños modernos y llamativos. Se consiguen formas aerodinámicas para mejorar el rendimiento cuando bajas una pendiente o tienes mucho viento de frente. Pero, por muy elegantes y suaves que parezcan, el material no es perfecto y, si tienes un accidente, quedará destrozada.
Titanio: el más ligero
El titanio es otro de los materiales que tiene muchas ventajas si se compara con otros metales para el cuadro de la bicicleta. Es menos denso que el acero para que pese poco y tengas tubos de paredes más gruesas. Ten en cuenta que un tubo de titanio del mismo grosor pesa la mitad y tiene una resistencia a la tracción igual.
Esto significa que los cuadros tendrán menos abolladuras y no necesitan pintarse porque son lo suficientemente resistentes a la corrosión. Así que te evitará rayones y astillas. Además, el titanio te da una conducción más cómoda y tiene un diseño muy destacable, tanto si el acabado es en bruto o pintado. Sin embargo, hay una desventaja principal: su precio. Ten en cuenta que suele ser más caro que el carbono.