El segmento de las baterías es uno de los más delicados que existen en la actualidad. Todas las compañías que están implicadas en su creación y uso buscan una forma de aumentar las opciones que estas ofrecen… lo que generalmente es complejo por diferentes razones (como pueden ser la durabilidad y seguridad al utilizaras). El caso, es que las baterías líquidas parece que son de las que mejor situadas están para sustituir a las de polímeros.
Lo cierto es que este tipo de componentes, las baterías, están muy estancados respecto a los avances que ofrecen otros como las pantallas o procesadores. Pero esto tiene toda la lógica posible, ya que la estabilidad es un factor clave en este tipo de componentes -si esta no es de la partida, hay graves problemas como bien se conoce-. El caso es que más allá de la recarga rápida, que es un gran añadido para estos componentes y que una vez que se utiliza no se sabe vivir sin ella, poco más realmente relevante se ha conocido.
Pues bien, todo indica que las baterías líquidas son de las que más opciones tienen a la hora de ser una posibilidad tanto para darle uso en el mercado más profesional como en el doméstico. Y son varias las razones que han puesto sobre la mesa los ingenieros de Harvard ue están desarrollando su desarrollo y futura implementación (desgraciadamente, no aparece que sea a corto plazo cuando será posible dar uso este tipo de componentes).
De qué baterías líquidas hablamos
Pues de unas que son realmente interesantes, y en las que tiene mucho que ver el agua en el uso que se les da (y la fabricación). Este componente es vital para ser mezclado con los elementos que se utilizan para contener la energía y que no son otros que moléculas que sustituyen a, por ejemplo, los electrolitos actuales y tienen la virtud de ser completamente solubles en el agua. Así, sin ir más lejos, se ofrece un estabilidad y seguridad muy elevada con una durabilidad que está muy por encima de las que ofrecen las actuales de polímeros de litio. Tanto es así, que se estima que se pueden utilizar las baterías líquidas hasta diez años sin que se pierdan gran parte de su capacidad de almacenamiento. Ideal tanto para el uso en dispositivos móviles o drones como en opciones más profesionales -como pude ser su implementación en el almacenaje de energía eólica o solar-.
El uso del agua tiene otras virtudes, como por ejemplo que se ahorra en el proceso de creación y mantenimiento y, como no, que es mucho más respetuoso con el medio ambiente ya que hablamos de elementos finales que no son tóxicos -y que, incluso, si gotea en un hogar o en la naturaleza o existe problema alguno a la hora de poder limpiar lo ocurrido sin que graves consecuencias y de forma sencilla-. Vamos, que sobre el papel todo son beneficios.
Veremos lo que se tarda en poder implementar las baterías líquidas en el mundo real, ya que el proceso todavía está en fase de desarrollo por los científicos e ingenieros que están trabajando en este tipo de dispositivos. Pero lo cierto es que son bastante optimistas en poder conseguir modelos que sea posible utilizar en todo tipo de dispositivos. La verdad es que, si se consigue una buena estabilidad y sellado, estamos ante una opción a tener muy en cuenta en un segmento que no es el que avanza con mayor rapidez.